El comienzo de un nuevo año siempre trae consigo una cierta emoción y alguna que otra expectativa orientada a buenos propósitos. Es como darle al botón de reset y la vida se reiniciara ofreciendo nuevas oportunidades para explorar, crecer y, por supuesto, ¡bailar!
El baile de salón es uno de los propósitos que se posicionan en primer lugar a la hora de marcar objetivos. Para unos será aprender a bailar, para otros será perfeccionar y sumergirse en una modalidad o estilo de baile en concreto. Sin embargo, hay personas que ya han pasado por esas etapas y para ellos será salir a bailar con más frecuencia o incorporarse a eventos que incluyan baile de salón.
También hay quienes esperan dar la bienvenida a un nuevo año con los brazos abiertos para incorporarse a la interacción social y divertida, dejando atrás las inhibiciones, calzándose los zapatos de baile y lanzándose al cambio con un entusiasmo renovado. ¡Ya es hora de tomarme en serio el baile y crear recuerdos inolvidables en la pista!
Y es verdad, el baile de salón te proporciona desafíos emocionantes en cada paso en cada movimiento, en cada giro, en cada figura. En todo momento tendrás una oportunidad para escribir tu propia historia en el baile. Así que, ¡adelante!, deja que la emoción del nuevo año te envuelva y disfrutes de todo lo que te espera.
Dicho esto, no empecemos la casa por el tejado y comencemos de una manera razonable para no llevarnos a abandonos y frustraciones.
Algunos puntos que debes tener en cuenta para preparar tu hoja de ruta:
- Objetivo
- Qué disciplina elegir
- La elección del profesor de baile
- Compromiso
- Metas volantes
- Empezamos tu hoja de ruta
Paso 1.- Objetivo
Márcate un objetivo claro y bien definido. Pregúntate qué es concretamente lo que quieres conseguir y proponte un objetivo alcanzable, no te marques imposibles, porque no los alcanzarás. Una vez que lo tengas claro, escríbelo, y ponlo en un lugar visible para ti, para recordar con frecuencia a dónde quieres llegar.
Es obvio que las personas que se proponen como objetivo algo en concreto, tienen muchas más posibilidades de conseguirlo que las que no se proponen nada o lo que se proponen lo dejan al amparo del «vivir al día». Prepárate pues para diseñar tu hoja de ruta personal y pautar los pasos a seguir para convertir tus deseos en logros y que no se queden en promesas vacías.
Aprender o progresar en el baile es un objetivo alcanzable y está dentro de lo posible. Yo mantengo la premisa de que, si puedes andar, puedes bailar, por lo que la cuestión es saber por dónde empezar.
Y como siempre, las cosas hay que empezarlas por el principio. Está bien que tengas algo de ambición en los objetivos a lograr, pero si no sabes bailar nada, o si sabes muy poco y tu objetivo para este año es realizar acrobacias y hacer espectáculos de baile, te aseguro que no lo lograrás, a no ser que tú seas una persona superdotada con una preparación física excepcional y con una gran capacidad de asimilar disciplinas nuevas y progresar en un año como nadie es capaz de hacerlo.
Por consiguiente, el primer paso es marcar tu objetivo a cumplir.
Proponte objetivos alcanzables, no imposibles
Paso 2.- Qué disciplina elegir
Normalmente cuando alguien entra en el mundo del baile es porque otra persona le ha contado los grandes beneficios del baile o ha visto una película o programa de televisión que le han motivado a unirse al baile, pero no sabe muy bien por dónde empezar.
Por eso debes saber que en el baile hay distintas modalidades o disciplinas muy diferenciadas por grupos.
En el grupo de los bailes de salón tenemos pasodoble, vals, chachachá, tango, swing en distintas variantes, rock and roll, salsa, merengue, bachata, kizomba, samba y bolero, entre otros.
En el grupo de los ritmos latinos (más bien deberían llamarse caribeños) tenemos salsa, bachata, merengue y kizomba.
Dentro del grupo del tango tenemos tango, milonga y vals criollo o valsecito.
En los ritmos de swing tenemos swing, slow fox, quickstep, lindy hop, rock and roll, variación de swing, boogie woogie, balboa y otros.
En el grupo del baile flamenco los palos principales son: bulerías, fandangos, tangos y por su popularidad: sevillanas y rumba flamenca.
Además hay otras muchas modalidades, como bolliwood, danzas urbanas, danza árabe, danzas griegas,…
Y también hay otro tipo de segmentación: el baile de salón social, el baile salón deportivo y el baile de salón de escenario.
Todos comparten raíces, pero mientras que el social obedece a las reglas naturales y originales de los distintos bailes, lo cual aporta un gran sabor y sentimiento, el deportivo responde a unas reglas que han sido establecidas internacionalmente, siendo mucho más exigente en el cumplimiento de las normas.
Por otra parte, el baile de salón de escenario o de exhibición es el más exigente de todos, requiriendo mucha mejor formación física para cumplir con las exigencias técnicas.
Lo más frecuente y lo más demandado es empezar por el baile de salón social y cuando ya se bailan básicamente todos los ritmos, se suele elegir entre perfeccionar estos conocimientos y técnicas, subiendo a otros niveles más avanzados, continuando de esta manera en el grupo de bailes de salón (que es lo que suelen hacer la mayoría de las personas), o se cambia a otros grupos específicos, de acuerdo con los que cada uno se sienta más identificado.
Hay personas que no empiezan por los bailes de salón, sino que comienzan directamente en un grupo específico, por ejemplo, tango o salsa, para más tarde conocer los bailes de salón más en profundidad.
El segundo paso es elegir la modalidad de baile adecuada para ti.
Paso 3.- La elección del profesor de baile
Si quieres aprender bailes de salón, hay dos maneras de hacerlo: bien o mal.
Si aprendes viendo videos, aprenderás ciertos pasos o ciertas figuras, pero nunca tendrás la certeza de estar haciéndolo correctamente, aunque tú creas que te está saliendo bien o muy bien.
Con videos, lo más probable es que, aunque los pasos los hagas bien, agregues errores técnicos a tu aprendizaje, errores que con la práctica y la repetición los vayas consolidando y agregando a tu estilo, convirtiéndolos en algo que puede ser un desastre.
Necesitas el enfoque «prueba y error» y eso te lo puede dar el profesorado. El profesor te explica, tú lo haces lo pruebas, y él verifica que lo estás haciendo bien y si no es así, si cometes algún error, te corrige. Esta es la mejor manera de aprender.
Así que, ya que te pones a la tarea del aprendizaje, es mejor que lo hagas bien. No te puedo recomendar que aprendas a bailar viendo videos, sino que vayas a una escuela cualificada, con profesores especializados en la modalidad de baile que deseas aprender.
Y esto mismo es aplicable también a aquellas personas que teniendo ya las bases afianzadas, quieren perfeccionar sus conocimientos y su estilo
Una vez que ya hayas empezado a asistir a clases en vivo, si quieres, como complemento, puedes ver videos que tal vez te puedan ayudar, (a mucha gente les confunden los videos).
Siempre son los profesores presenciales, quienes te pueden corregir los errores: posturales; de «timing», es decir, en qué tiempo musical tienes que aplicar cada movimiento; de fuerza o impulso que debes poner según qué vayas a hacer; de peso, si lo pones o no correctamente en un pie o en otro en cada movimiento; en fin, toda una serie de errores técnicos que nunca podrás corregir si no es con la ayuda de los profesores presenciales.
Por eso insisto en recomendarte que acudas a una escuela con profesores especializados. Es más caro que aprender en video, que te puede salir hasta gratis, pero sin duda aprenderás mejor y a la larga te resultará más barato que si después de mal-aprender, tienes que empezar a deshacerte de lo mal aprendido.
La elección de profesores es algo muy personal porque influyen muchos factores, por ejemplo, lo que te hayan hablado de ellos, el «feeling» o sensaciones que te aportan los profesores, los horarios que tengan disponibles, la zona en donde impartan las clases, el nivel en el que puedes entrar, etc.
Si eliges profesores de los que te han dado muy buenas referencias, pero tienen unos horarios o están en una zona que a ti no te vienen bien, tendrás que hacer muchos esfuerzos para acomodarte y es posible que termines abandonando.
Es muy importante que, sobre todo al principio, elijas una buena escuela, situada en una buena zona para ti y con un buen horario con el que sepas que no vas no vas a faltar a la asistencia.
También debo recomendarte que no dependas de nadie para ir a clases, porque si haces que tu clase dependa de alguien y ese alguien falla, fallarás tú también. El aprendizaje es individual, aunque el baile se haga en pareja.
En algunas ocasiones los principiantes someten la asistencia a otras personas porque en solitario les da «miedo». En este caso no hay más remedio que romper esos miedos y cambiar el punto de vista, ya que la vida te está presentando una oportunidad de conocer a nuevas personas con las que entablarás amistad.
El tercer paso es marcar tu día de clases en tu agenda para respetarlo siempre.
Paso 4.- Compromiso
Ya que estás en disposición de hacer las cosas bien, entramos en el capítulo más importante de tu ruta, que es el compromiso. Son las personas comprometidas las que alcanzan el éxito. Tu éxito está en aprender a bailar y para ello solo necesitas ir a clases, captar lo que te explican los profesores y ponerlo en práctica saliendo a bailar. Y esto necesita un compromiso de tu parte, hacia ti mismo.
El compromiso no debe estar orientado hacia otras personas, sino hacia ti mismo.
Si no adquieres compromiso sincero contigo mismo, no tendrás éxito en el baile, ni en ninguna otra cosa de tu vida. Además te encontrarás con obstáculos que tendrás que ir salvando. El primero de ellos será cuando veas en la clase que todos lo hacen bien menos tú. Eso nos ha pasado a todos cuando empezábamos y cuando nos reciclamos, también. Lo que sucede es que muchas veces los demás también piensan que tú lo haces mejor que ellos.
No tienes que fijarte en los demás. Fíjate en los profesores y en ti. Si tú no sabes bailar nada y te parece que yo lo hago muy bien, esa es tu apreciación, pero yo sé la cantidad de limitaciones que tengo. Nunca debes comparar tu progreso con el de otros compañeros de clases, porque cada persona tiene un grado de evolución distinto. Compárate contigo mismo mirando hacia atrás en el tiempo y recuerda cómo estabas cuando empezaste y cómo estás ahora.
Recuerda esto, que es importante: Solo hay una diferencia entre tú y yo: Las horas de dedicación al aprendizaje y a la práctica que tú y yo hemos hecho. No hay más secretos.
Tú, como yo hice un día, empecé a ir a clases y no sabía nada de baile. Era tan torpe como el que más. Eso le pasa al tenista y le pasa también al guitarrista. Nos pasa a todos y nos pasa en todas las actividades de la vida. El guitarrista aprende a tocar la guitarra tocando la guitarra y el tenista aprende a jugar al tenis jugando al tenis. El baile se aprende bailando.
Ni yo ni nadie hemos nacido sabiendo y ni yo ni nadie somos más que tú en el baile. Entonces, ¿por qué yo te hablo del baile? Porque yo un día adquirí un compromiso conmigo mismo y a lo largo de casi una veintena de años estuve impartiendo clases, mientras seguía aprendiendo más y más cosas. Es decir, le he dedicado al baile muchas, muchas horas durante años y años.
La palabra es «compromiso». Si quieres bailar bien debes adquirir compromiso contigo. Piensa que las clases y las prácticas se realizan en pareja y las escuelas tratan de emparejar las clases con los alumnos, mujeres y hombres que vienen en solitario. Si tú faltas a tu compromiso de asistir a una clase, ya no es que solo pierdas una enseñanza, sino que se va a producir un descuadre en el emparejamiento y esa falta hacia tu compromiso, se convierte también en una falta hacia tus compañeros de clase.
Debes actuar con responsabilidad, así que una vez hayas adquirido el compromiso contigo de querer aprender a bailar, lánzate y hazlo, no te falles a ti mismo ni a los demás.
El cuarto paso es adquirir un compromiso contigo para acabar las cosas que empiezas.
Paso 5.- Metas volantes
Tengo una pregunta: ¿Te imaginas que un bebé que está en la cuna, salte de la cuna y se ponga a correr los 100 metros valla? Esa pregunta se la hacía yo a mis alumnos cuando sentían que no progresaban como ellos querían.
En cada clase se progresa algo siempre, unas veces más y otras no tanto, pero siempre se progresa, nunca se va hacia atrás. Cada día que vas a clase progresas algo y cada día que sales a bailar con tus compañeros de clase y practicas lo aprendido, progresas mucho más.
Si solamente vas a clases y nunca sales a bailar, sabrás mucho de clases, pero no sabrás cómo se baila en una pista de baile. Te quedarás a medias y no aprenderás realmente a bailar.
Recuerda siempre al bebé de la cuna, porque en el aprendizaje del baile y de cualquier otra cosa, somos como bebés: primero gateamos, después nos ponemos en pie, nos caemos muchas veces, finalmente conseguimos andar, después conseguimos correr, más tarde comenzamos a saltar y finalmente aprendemos a saltar corriendo y no hacemos los 100 metros valla porque no nos ponemos a ello. Los grados de dificultad son progresivos y se van asimilando poco a poco.
Los ciclistas, cuando participan en las grandes competiciones, como el Tour, el Giro, o la Vuelta, en muchas etapas tienen metas volantes. Son lugares en los que se puntúa.
Cada secuencia de pasos, cada combinación de pasos, cada figura que aprendes en las clases de baile, los debes interpretar como si fueran las metas volantes de los ciclistas. No todos los ciclistas puntúan en cada meta volante, pero todos los ciclistas experimentan que siguen en la carrera y sienten motivación para seguir adelante.
Cada meta volante alcanzada por ti, debe hacerte sentir pasión por el baile y debe motivarte para alcanzar nuevos logros que a su vez te proporcionan nuevos impulsos para seguir adelante. Así que alcanzar cada una de las metas volantes debería servirte para premiarte a ti mismo. Prémiate al llegar a cada meta volante, aunque sea con una palabra de ánimo hacia ti mismo.
A medida que vayas viendo tus progresos puedes hacerte algún regalo para ti y así premiar tu progreso. Por ejemplo, puedes regalarte una camisa o blusa nueva, una falda, salir a una fiesta especial de baile, cómprate unos zapatos de baile… o cualquier otro capricho que nadie mejor que tú sabe qué puede ser.
Las metas volantes suelen estar cuesta arriba, otras que estén en llano y una tras otra irás llegando a la meta final. Tu meta final debería ser el poder bailar con soltura, disfrutando de todos los bailes con los que te hubieras comprometido.
Anota todas esas metas volantes en tu libreta. Así tú mismo podrás ir verificando cada avance que has ido teniendo. Eso también te puede venir bien para aquellas situaciones en las que caigas en desánimo. Revisa esa libreta y verifica tus progresos.
El quinto paso en tu hoja de ruta es anotar las metas volantes que has ido alcanzando.
Paso 6.- Empieza tu hoja de ruta
Comienza ahora, cogiendo papel y bolígrafo y escribiendo con claridad y sin ambigüedad todo lo que quieres conseguir y lo que te dispones a hacer.
Ten en cuenta que tu hoja de ruta no termina después de leer este artículo. Continua durante todo el curso, pues tienes que ir anotando tus logros y los premios que te haces tras conseguir estos logros.
Repasa este artículo y responde a todos los interrogantes que se te planteen en él.
Una vez que ya tengas por escrito lo que tú has elegido, ya sabes lo que tienes que hacer, seguir punto por punto. Comienza buscando la escuela o el profesor o profesora. Con Internet tienes la posibilidad de encontrar rápidamente lo que buscas.
¡Feliz 2024!
Alfonso Martínez
Encuentros con el Baile
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