Escapada con Baile a Ávila

Las obras que se hicieron en la Muralla de Ávila en el s.XIX, dieron como fruto que la ciudad de Ávila fuese declarada, en su conjunto, Monumento Nacional en 1884, (hace más de 100 años), pero eso solo fue el principio. Casi un siglo después, en 1982, la ciudad recibió el título de Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico. Y solo tres años después, en 1985, fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, por su valor excepcional y universal que debe ser protegido para beneficio de la humanidad.

¡Gracias por viajar con nosotros!

La guía oficial que nos acompañó, nos llevó por la Judería de Ávila, uno de los barrios sefardíes más interesantes, recogidos por la Red de Juderías de España. Ávila, llamada la «Jerusalem de Castilla» por el poeta Avner Pérez y en la que brilló el sabio y místico sefardí Moshé de León, fue en su tiempo un centro neurálgico de la comunidad hebrea y visitar la judería es algo que no nos podíamos perder.

Precio de la entrada: 4 euros

Ideada como templo y como fortaleza, se rodeó de palacios: el de los Velada (donde nos alojaremos), el del Rey Niño y el de Valderrábanos para ser protegida. Fue ésta la primera catedral gótica que se levantó en España. En 1040 fue declarada Monumento Nacional. En su interior se encuentras obras como «Trascoro«, de de Juan Rodríguez y Lucas Giraldo, encargado en 1531, suponen unos bajorrelieves platerescos, con escenas bíblicas, de gran calidad artística; «Girola«, sobresale el sepulcro de El Tostado, de Vasco de la Zarza (primer tercio del S.XVI), obra esencial del renacimiento español; el Coro, realizado por varios autores (1536-1547), una pieza fundamental; «Retablo del Altar Mayor» (1499-1512), de Pedro Berruguete, Santa Cruz y Borgoña, con influencias del Cuattrochento italiano y de la escuela flamenca; «Altar de San segundo«, con bajorrelieves, de Isidro Villoldo (1547), de gran simbolismo y el «Altar de Santa Catalina«, bajorrelieves concluidos en 1529 por Juan Rodríguez y Lucas Giraldo. Visitamos el exterior de la Catedral y tuvimos tiempo para que hacer una visita al interior.

Nos acercamos a la basílica de los Santos Hermanos Mártires, Vicente, Sabina y Cristeta, más conocida como basílica de San Vicente, una joya del románico. Es el templo de mayor tamaño e importancia de Ávila después de la catedral y una de las obras más importantes del románico en España. Fue declarada Monumento Nacional en 1882. Por la tarde quedó tiempo para la visita a su interior.

Construida en el Medioevo (s. XII), se levantó sobre otra muralla o al menos sobre una cerca, posiblemente de origen visigodo. Cuenta con un perímetro de 2,5 Km. Posteriormente las murallas fueron reparadas y reformadas, pues se hacía necesario, dadas las luchas armadas entre los reinos de León y Castilla, sumadas a la permanente amenaza musulmana. Como fruto de estas reformas se construyó un cimorro (torre de iglesia) en uno de sus lienzos. La población, en su época se fue asentando en el interior de las murallas, en donde no solo se acogían edificios de viviendas, sino también edificios públicos, iglesias, la Catedral, el Alcázar, el Palacio Episcopal y otros numerosos palacios. Pero entre muros, y dentro del rígido corsé palaciego, también había sitio para cuatro mezquitas, alguna sinagoga, mercados ambulantes y grandes espacios para el campo, el cultivo y el ganado, en previsión de posibles asedios.

A las afueras quedaban los arrabales en donde se ubicaban un hospital de enfermedades infecciosas, algunas tenerías para el curtido de pieles y otros talleres de actividades ruidosas y malolientes. También se ubicó a las afueras la Maqbara, es decir un cementerio musulmán que contaba con más de 3.000 sepulturas.

Sobre sus almenas paseaban tanto musulmanes como judíos y cristianos, convirtiéndose en espacio de todos y para todos: místicos y filósofos; agricultores y ganaderos; ebanistas y ferrallas; médicos y escribanos, cabalistas y confiados… Ávila era para todos.